El cuatro de febrero concluyó el proceso electoral en el cual los ecuatorianos se pronuciaron sobre siete preguntas trascendentales. Aunque no se le preguntó al pueblo sobre el correísmo, no cabe duda que existía una octava pregunta: Rechaza Usted el correísmo en todas sus manifestaciones? El resultado no pudo ser más claro y contundente: un rotundo rechazo.
Una de las preguntas que sí constaba en la papeleta y en la cual el Sí obtuvo una clarísima ventaja, fue la de la prohibición de la minería metálica. De las siete preguntas, fue la que más votos Sí recibió despues de las preguntas sobre la no prescripción de delitos sexuales en contra de menores, y la muerte civil a políticos corruptos.
La Decoin, al igual que muchos actores de la sociedad civil, considera que el apoyo a la pregunta tiene mucho que ver con el temor- bien fundamentado- de los impactos ambientales y sociales de la industria. La información de que el 15% del país esta repartido en concesiones mineras otorgadas a transnacionales, o en procesos de ser entregadas, también jugó un factor importante en el apoyo al Sí. En Intag, por ejemplo, el 80% de su territorio esta concesionado o en vías de hacerlo; lo cual, sin duda, influenció para que el apoyo al Sí sea más alto que el promedio nacional en varias Parroquias.
Por otro lado, muchas comunidades se preocupan por los impactos al recurso agua que indudablemente genera la minería- más aún cuando miles de sus fuentes de agua bebible y potable se encuentran dentro de concesiones mineras. Pero tambien hay preocupación por la falta de control estatal, que se ha visto en lugares como Urcuquí y Zaruma con la minería ilegal, pero de igual manera en grandes proyectos mineros manejados por transnacioales, como los casos del Mirador, y Llurimagua en la zona de Intag.
Los resultados del Referendum y Consulta, por más positivos que fueron, no resolverán la mayoría de problemas relacionados a la minería metálica en el Ecuador. Lo que sí hace es abrir las puertas a un diálogo y discusión más amplio en el cual es indispensable que se involucren el resto de la sociedad, para determinar si ésta, la industria más contaminante del mundo y concentradora de riquezas, es la más apropiada para un país tan mega diverso en culturas y biodiversidad como lo es el Ecuador.